Por Victor Gonzalo
A propósito de "Fuego de mar encientete"
El Bodegon, Arte contemporaneo-vida social.

Edwin padilla ha decado parte de su trabajo a la recopilación de archivos fotográficos de imágenes turísticas conmemorativas, capturadas a pedidos de los clientes, por fotógrafos semi-profesionales en distintas playas de la Costa Atlántica colombiana. Estas imágenes, en principio descartadas de todo interés que no sea emotivo, empíenzan a construir un ente discursivo complejo en tanto se agrupan y crecen para dar cuenta de procesos disimiles y simultáneos que van desde una división social de las playas hasta el carácter de bricolaje de las imágenes producida por los fotógrafos costeros, sin demeritar aspectos idiosincrásicos de eso que suele llamarse, hasta transformarse en cliché, "Cultura Caribe."

A partir de trucos y engalles ópticos, los fotógrafos de la costa han simentando un estilo particular que, en medio de su ingenuidad operativa, anida lecturas en torno a la practica fotográfica de la modernidad y de las preocupaciones intrínsecas a todo ejercicio documental: montaje, simultaneidad, objetividad o subjetividad del punto de vista, reivindicaciones identitarias a partir de la imagen, presencia y desaparición del objeto documentación y construcción de verdad, entre otras , pueden verse de forma mas o menos frontal al comparar un conjunto de imágenes provenientes de esta zona particular, que ha desarrollado modelos de producción a partir del gusto y necesidades consolidadas por el uso, el capricho y la sistematización de la experiencia adquirida del error y el juego con el medio.

En tanto archivo, el trabajo de padilla ha consolidado una colección vasta del imaginario turístico en el Caribe colombiano a partir de negativos comprados a fotógrafos anónimos,quienes suelen desecharlos tras la venta de la fotos. En esa medida, la colección fotográfica de Zulu no es mas que una cuidada compilación de basura y detritus sobrantes de incontables transacciones comerciales gestionada desde una vocación conmemorativa que siempre se da en "positivo" , dejando de lado los materiales que hacen posible la reproducción de las imágenes y, con ella , su posibilidad de producir espectros, fantasmas y apariciones.

cuando una exposición de arte es susceptible de ser abordada a partir de una serie de conceptos paradigmáticos dentro de la noción «Arte contemporáneo», cuando puede ser descrita aludiendo a su valor etnográfico, a su vocación taxonómica, a su entorno social, a su potencia relacional, a su tamaño en tanto colección a sus procesos de hibridación, a su pulsión documental, a su atencion a formas discursivas subordinadas y a praticas sociales sin merito,entonces se puede decir que la o las obras incluidas en esa exposición son sucias , malsanas, confusas, retoricas, y que, en definitiva, han excedido el campo de la coherencia argumentativa.

«Fuego de mar, enciéndete», proyecto del artista barranquillero Edwin Padilla ( Zulu ) presentado hoy a todos ustedes, es susceptible de ser abordado a partir de una serie de conceptos paradigmáticos dentro de la noción «Arte contemporáneo», pudiendo ser descrito a su valor etnográfico, a su vocación taxonómica, a su entorno social, a su potencial relacional, a su tamaño en tanto colección, a sus procesos de hibridacion, a su pulsión documental, a su atención a formas discursivas subordinadas y a practicas sociales sin merito, por lo cual podemos afirmar que es sucio, malsano, confuso, retórico, y que, en definitiva, ha excedido el campo de la coherencia argumentativa constituyéndose en un ente conflictivo, pasional, obsceno, excesivo, barroco, surrealista, diabólico, y demente, en el que incluso usted podría estar involucrado como modelo sin saberlo.







Por Edwin padilla villa
Álbum huérfano” apropósito de fotografía de playa
publicado en ojo de pez. Co, libro elaborado en ocasión de la exposición Cart(ajena) 2007


Estaba en la playa de Pradomar con Carlitos, un amigo a quien tenía un par de años de no ver, cuando se nos acerca un fotógrafo de playa con su catálogo de especialidades; montajes al mejor estilo de un photoshop doméstico. Sus únicas herramientas eran una cámara de película de medio formato 35mm y unas tapas de plástico con las que hacia los tapados en el lente. Nuestra curiosidad y mamadera de gallo nos hizo participar en el acto fotográfico.

De todas las opciones que el fotógrafo nos proponía fue mi retrato de perfil por el que nos decidimos. La foto mostraba mi rostro, dentro de él la imagen de Carlitos y mía cagados de la risa, representando un recuerdo. El fotógrafo preguntó la dirección para llevarme la foto a mi casa después de revelada y ampliada

¿A donde irían esos negativos? Una copia de mi imagen me sería entregada pero el original, el negativo ¿Qué destino tendría ?
Le pregunté al fotógrafo. Dijo que los guardaba en un casillero de un estadero cercano y cuando éste se llenaba, los botaba y comenzaba a llenarlo nuevamente. Le pedí que me llevara al casillero y me mostrara los negativos.
Me sentí cautivado por ese material. Le pedí que me lo vendiera. Me encimó unas copias ya ampliadas de personas que no le habían pagado.

Ya después en Bogotá ampliaba las fotos en el laboratorio. Me sentía satisfecho con este hallazgo , podía tener todas las fotos que quisiera de gente que nunca en mi vida había visto pero compartiendo lo más exquisito de la naturaleza, la playa.

Mi foto con Carlitos terminó guardada en una libreta de apuntes. Me imagino que la gente guarda ese tipo de fotos en un álbum fotográfico junto a las fotos de su cumpleaños, primera comunión y de otros paseos. O las pegan en una pared, en un espejo o en un portarretratos, para recordar esos momentos en la playa con sus familiares y amigos

Las fotos no sólo eran vistas por sus protagonistas junto con sus amigos y familiares, las estaba viendo yo. Seleccionando y ampliando junto con mis familiares y amigos, estábamos ante la más exquisita ventana indiscreta, saciando nuestro sentimiento humanamente voyeur de ver a los demás.

Barranquilla fue donde comencé a comprar negativos de playa y es allí donde he logrado tener mayor comunicación con los fotógrafos de playa. Yo interesado es sus trabajo, en como lo hacen, en que tan rentable es, en como lo combinan con otros trabajos, y ellos interesados en el mío: para que y por que lo hago.

montajes al mejor estilo de un Photoshop doméstico. Las únicas herramientas de estos fotógrafos son una cámara de película 35mm y unas tapas de plástico con las que hacia los tapados en el lente. Se escoge el plano, la situación del retrato y se realiza la exposición tapado las partes del lente que corresponden a las partes de la película que no deben ser expuesta; no se desplaza la película y en la segunda exposición con un plano y una situación diferente de tapan las partes del lente que corresponden a las partes de la película que ya fueron expuestas. El resultado una montaje de múltiples exposiciones.

Mi interés por los documentos fotográficos de playa acompañado a la destreza e imaginación de estas imágenes, me inquietaron tanto como su desplazamiento y función. Mi trabajo es clasificar y ampliar mis copias favoritas haciendo un doble juego de desplazamientos tanto en el valor de los documentos fotográficos como en los roles del juego del arte




1 comentarios:

Alfred Cohen dijo...

Muy bien!
Guarda, clasifica, guarda, que tal un guión? se puede hacer una película entera (docuemntal de creación por supuesto) con ese material...
Hay cosas distintas? de distintos años? o todo es mas o menos igual? Como hablar del Caribe por medio de ese material?
Piensa cosas, estoy en Barcelona, algo se podría proponer... no lo se. Una esposicion de fotografías, pero me gustaría hacer algo en video. Se pueden tocar puertas.
Gracias por el comentario. Mi moto no tiene mucha experiencia, pero ahí vamos, con ganas. Sobre todo, escribiendo.